La derrota al comercio tradicional
La decadencia del buen servicio
Estamos asistiendo a la derrota del comercio tradicional, a su agonía, y somos meros espectadores. Hemos sido, de hecho, los culpables de que las tiendas de barrio de toda la vida esten empezando a dejar de existir. Hemos sucumbido a las multinacionales y grandes empresas y a internet. Nos hemos dejado embaucar por los «envios en 24h» y precios tirados y nos hemos olvidado del valor que realmente que tienen todas las cosas. ¿Y a que me estoy refiriendo con estas afirmaciones?, pues a lo siguiente:
En primer lugar, vamos buscando el precio más barato de los productos, queremos cuidar nuestro bolsillo y eso esta muy bien. Pero no nos hemos parado a pensar en la repercusión que esto tiene:
• .Los productos son más baratos porque se abaratan los costes, y estos significa que una empresa utilizara materiales de mucha peor calidad (luego decimos que «ya nada dura lo de antes»). Estamos renunciando a la calidad e incluso a la durabilidad, sin ser conscientes de que resulta más caro, ya que tendrás que sustituir el producto mucho más rápido.
• Para abaratar los costes también se prescinde de mano de obra, es decir, menos trabajadores. Pero esto no es nada beneficioso y no solo porque crea desempleo, sino porque a los empleados de ciertas empresas se les exige el mismo volumen de trabajo que si estuvieran mas trabajadores y con menos sueldo. Es decir, más horas, menos sueldo y con altos niveles de exigencia, pudiendo llegar hasta el punto, en algunos casos, explotación.
• Las ventas online permiten librarse de ciertas tasas e impuestos, por lo que afecta al precio, pero crea desigualdad econímica que de forma indirecta nos afecta. También en ocasiones se prescinde de intermediarios, como por ejemplo, controles de calidad… etc.
En segundo lugar, las multinacionales tienen una capacidad de compra de mucho mayor volumen, pudiendo conseguir de un mismo producto un precio de costo mucho más reducido que un comercio pequeño. Esto crea una desigualdad abismal, ya que pueden asignar un precio de venta mucho más reducido. Sumando a todo esto, pagan menos tasas e impuestos. ¿Que resultaría equitativo? Un coste unitario y pagar los mismos impuestos. Con ello daríamos pie y motivación al resurgimiento de pequeños negocios, volviendo a la calidad.
Siguiendo la misma línea, hemos dejado de valorar el asesoramiento personal, nos hemos decantado por las compras impersonales. En muchas ocasiones nos fiamos de lo que nos cuenta internet y creemos que conocemos muy bien un producto por habernos informado previamente. Pero esto es algo que la mayoría de veces nos lleva a error. Nadie como un especialista nos va a asesorar y se va a saber encontrarle solución a los posibles problemas. En numerosas situaciones ha acudido un cliente a un pequeño comercio en busca de algún tipo de solución respecto a las garantías del producto o para verificar si su funcionamiento es correcto de un articulo obtenido online. Y esta es la gran desventaja de internet, que cuando tienes un problema, no siempre te lo solucionan, y por el contrario, un pequeño comerciante siempre va a buscar soluciones efectivas y te va a acompañar en todo momento tras la compra.
También Es habitual que los clientes se presenten a una tienda con una ficha técnica o imagen de un articulo, y en algunos casos, además añadan la frase «en internet es más barato» y te pidan ese precio o un descuento. Respecto a esto último los pequeños comercios no pueden hacer nada, es una situación de inmensa impotencia. Muy poco se tiene en consideración que un comercio menor paga luz, agua, local, sueldos… Por el contrario en el universo virtual todos esos gastos no existen. Por ello reitero que no sabemos valorar el esfuerzo que conllevan la fabricación, procesos y venta de cualquier tipo de artículo.
Dicho todo lo anterior, me gustaría que todos reflexionáramos en como estamos convirtiendo el comercio. No esta mal comprar por internet, ni a grandes empresas, sino esta mal que nos olvidemos y enterremos a los comercios de toda la vida, que dan trabajo, calidad, atención personalizada y sobre todo ofrecen vida a la ciudad o al barrio. Pongamos nuestro granito de arena y reclamemos la calidad y el buen servicio.
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